miércoles, 8 de abril de 2009



(Entrevista puiblicada en el periódico Noroeste Culiacán)



Un tren espera a Alfredo Jiménez



Se cumplen 4 años de la desaparición del reportero de El Imparcial



Guillermo Gallardo

En Empalme, una madre llora y recuerda a su hijo diariamente. No sabe de él desde el 2 de abril de 2005 cuando un grupo de delincuentes lo desaparecieron en Hermosillo por publicar información relacionada con el narcotráfico.
"Todos los días lo recordamos mi hija y yo. Mi esposo, aunque viaja constantemente en el tren, me dice: 'cómo recuerdo a mi hijo cuando viajo a Nogales', porque le gustaba mucho ir con él", expresa Esperanza Mota de Jiménez, madre del periodista Alfredo Jiménez Mota, quien trabajaba en el periódico El Imparcial, cuando se lo llevaron a la fuerza.
Doña Esperanza empieza a perder la fe, ahora piensa que ya no podrá verlo vivo jamás y ahora sólo pide a las autoridades que lo encuentren, esté como esté.
"Hasta ahorita sería imposible esperar que estuviera vivo, pero queremos que aparezca como sea, quisiéramos saber dónde está", indica vía telefónica.
Y hace una petición a los delincuentes que se lo llevaron:
"Que digan la verdad, que no digan mentiras, que digan dónde lo dejaron, dónde lo sepultaron, qué hicieron con él, para nosotros darle cristiana sepultura, tener un lugar dónde verlo y tenerlo, porque hasta el momento no sabemos dónde está".
El reportero Jiménez Mota, originario de Empalme, Sonora, viajó a Sinaloa donde estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Occidente. Posteriormente trabajó en diversos periódicos de Culiacán, entre ellos Noroeste.
De ahí le surgió el deseo de regresar a su tierra y se le cumplió cuando El Imparcial le abrió las puertas para la cobertura informativa de seguridad pública y narcotráfico.
Y de ahí salió la noche de ese 2 de abril de 2005. La investigación del caso señala que a las 21:00 horas habló con su papá por teléfono, después con una compañera de trabajo a la que le comentó que iba a llegar tarde a la cita con ella porque tenía que ver a un contacto que estaba muy "nervioso". Dicen que también habló por celular, a eso de las 23:00 horas, con el entonces subdelegado de la PGR en Sonora, Raúl Rojas Galván.
Después, nadie supo de él.
Desde entonces, la familia Jiménez Mota ha sufrido la pérdida de su hijo. Un peregrinar que no ha terminado. Un vía crucis permanente.
Esperanza Mota dice estar sentida con las autoridades y se queja de que las investigaciones no arrojan resultados.
"Tenemos como un año que no sabemos de la investigación", añade.
Lo último que supieron del caso fue el año pasado cuando enviaron una carta anónima al Gobernador de Sonora durante una gira por Caborca. También a los Jiménez Mota le llegó una copia.
Ahí indicaban que a Alfredo Jiménez lo habían matado y sepultado en una casa de una colonia de Obregón.
Estuvieron los de la Siedo investigando y hasta escarbaron en el lugar, pero no encontraron nada.
Así, la familia ha visto pasar el tiempo sin que haya resultados. Ahora, a cuatro años, sólo quieren que aparezca el cuerpo de su hijo. Es su única esperanza.