La rebelión urbana
Las pintas callejeras dan en la ciudad una imagen más de inseguridad, donde jóvenes expresan y trazan su rebeldía en paredes y espacios urbanos. La autoridad municipal busca atacar este fenómeno que está lejos de terminar
Guillermo Gallardo
En Culiacán, la sensación de inseguridad no sólo se palpa en el ambiente y en la sangre producto de los asesinatos, sino también se ve en sus paredes "pintarrajeadas" con símbolos y trazos, producto de la rebeldía juvenil.
Es una forma de expresión y rebelión urbana, en la cual los jóvenes retan a la autoridad y a la población en general realizando pintas denominadas grafiti.
Ningún lugar está a salvo. El Puente Negro, símbolo de la ciudad, da la bienvenida mancillado por manos anónimas. Grandes "jeroglíficos" dan cuenta del vandalismo, de la violencia visual.
Pero más allá también, en los otros puentes, parques públicos, espectaculares, señales de tránsito, casas, bardas y grandes edificios. Nada se salva. Algunas colonias populares parecen ciudades perdidas.
Muchos se preguntan cómo le hacen para "grafitear" en lugares inaccesibles como el puente Negro o en lo más alto de los edificios y espectaculares.
Es una "destreza" que pocos la pueden desarrollar. Una mezcla de adrenalina y temor se conjugan para arriesgar su vida con el fin de plasmar su "firma", su pensamiento. Una forma de rebelión contra el status quo. Contra el mundo que los rodea.
Gritan a los cuatro vientos que existen, que necesitan atención, que alguien los vea, los admire y los escuche.
Roberto estudia en Cobaes, tiene 16 años y ya es todo un experto en el "arte" del grafiti. Sus padres y él viven en el Centro y fue aquí donde sus amigos lo indujeron.
Hizo sus "pininos" dos años atrás cuando sus amigos lo invitaron a comprar aerosol para pintar una barda ilegalmente. De inmediato le gustó y empezó a practicar, primero haciendo algunos garabatos, y posteriormente desarrollando una técnica propia.
Fue esa afición la que lo llevó a la cárcel una noche, en la cual, junto con Juan, pintaban grafiti en una barda de la colonia Recursos Hidráulicos.
Roberto plasmaba su "firma" cuando cuatro policías en una patrulla lo vieron. Juan no pudo reaccionar a tiempo para advertir a su amigo de la presencia policial y los detuvieron in fraganti.
"Estaba grafiteando en una barda a un lado del canal Recursos como a las 9:00 de la noche. Nos fijamos bien que estaban los policías. Podíamos haber corrido y escapar, pero algo nos detuvo. Voltee a ver a los policías y no me dio por correr", expresa.
El programa municipal
La Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal lleva a cabo un programa Antigrafiti a través del departamento de Prevención del Delito, el cual busca desalentar las pintas ilegales en áreas públicas.
A través de este programa se canalizan a los jóvenes que realizan grafiti en las calles. A los mayores los obligan a reparar el daño realizado, mientras que a los menores se les invita a hacer el trabajo comunitario con el consentimiento de sus padres.
El jefe del departamento de Prevención del Delito, Ramón Flores Gámez, indicó que el programa fue iniciado el 20 de febrero de 2009 a través de pláticas en planteles y trabajando con los jóvenes que violan la ley.
"Hemos visitado 85 escuelas primarias, secundarias y preparatorias para concientizar sobre esta problemática", expresa.
Además, se han detenido a 166 personas que fueron encontradas plasmando sus ideas a través de grafiti en espacios públicos, de los cuales, 149 son menores y 17 mayores de edad.
El funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal expone que las motivaciones de los jóvenes al momento de plasmar el grafiti son por adrenalina y para llamar la atención de los demás.
"No marcan territorio, como pudiera pensarse, sino sólo son formas de expresión", señala.
Sin embargo, reconoce que el grafiti en las calles da un aspecto de inseguridad y que por ello están realizando este proyecto que va más allá de detener a los adolescentes.
"Damos seguimiento a 74 menores con visitas a sus domicilio, pláticas con los padres y los jóvenes para concientizarlos de esta problemática".
Cuando son detenidos los menores se canalizan a la barandilla, pero son llevados ante sus padres para platicar con ellos y si aceptan se les canaliza para que reparen el daño en los puentes y bardas públicas que fueron dañadas por el grafiti, informa.
Otra parte del programa es la vigilancia. Hay policías que dan rondines a pie por las tardes y noches en los lugares más comunes donde se realizan pintas.
Hasta el momento, comenta, se han rescatado 27 espacios públicos, entre puentes y lugares que estaban rayados, a los cuales se les da seguimiento.
Destaca que desde que iniciaron estos trabajos ha disminuido la reincidencia de los jóvenes y que se ha avanzado poco a poco.
"La mayoría que realiza estas pintas son jóvenes estudiantes, no drogadictos, algunos de ellos con desintegración familiar, que están estudiando y que toman esto como una forma de sobresalir y de llamar la atención", subraya.
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Es una forma de expresión y rebelión urbana, en la cual los jóvenes retan a la autoridad y a la población en general realizando pintas denominadas grafiti.
Ningún lugar está a salvo. El Puente Negro, símbolo de la ciudad, da la bienvenida mancillado por manos anónimas. Grandes "jeroglíficos" dan cuenta del vandalismo, de la violencia visual.
Pero más allá también, en los otros puentes, parques públicos, espectaculares, señales de tránsito, casas, bardas y grandes edificios. Nada se salva. Algunas colonias populares parecen ciudades perdidas.
Muchos se preguntan cómo le hacen para "grafitear" en lugares inaccesibles como el puente Negro o en lo más alto de los edificios y espectaculares.
Es una "destreza" que pocos la pueden desarrollar. Una mezcla de adrenalina y temor se conjugan para arriesgar su vida con el fin de plasmar su "firma", su pensamiento. Una forma de rebelión contra el status quo. Contra el mundo que los rodea.
Gritan a los cuatro vientos que existen, que necesitan atención, que alguien los vea, los admire y los escuche.
Roberto estudia en Cobaes, tiene 16 años y ya es todo un experto en el "arte" del grafiti. Sus padres y él viven en el Centro y fue aquí donde sus amigos lo indujeron.
Hizo sus "pininos" dos años atrás cuando sus amigos lo invitaron a comprar aerosol para pintar una barda ilegalmente. De inmediato le gustó y empezó a practicar, primero haciendo algunos garabatos, y posteriormente desarrollando una técnica propia.
Fue esa afición la que lo llevó a la cárcel una noche, en la cual, junto con Juan, pintaban grafiti en una barda de la colonia Recursos Hidráulicos.
Roberto plasmaba su "firma" cuando cuatro policías en una patrulla lo vieron. Juan no pudo reaccionar a tiempo para advertir a su amigo de la presencia policial y los detuvieron in fraganti.
"Estaba grafiteando en una barda a un lado del canal Recursos como a las 9:00 de la noche. Nos fijamos bien que estaban los policías. Podíamos haber corrido y escapar, pero algo nos detuvo. Voltee a ver a los policías y no me dio por correr", expresa.
El programa municipal
La Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal lleva a cabo un programa Antigrafiti a través del departamento de Prevención del Delito, el cual busca desalentar las pintas ilegales en áreas públicas.
A través de este programa se canalizan a los jóvenes que realizan grafiti en las calles. A los mayores los obligan a reparar el daño realizado, mientras que a los menores se les invita a hacer el trabajo comunitario con el consentimiento de sus padres.
El jefe del departamento de Prevención del Delito, Ramón Flores Gámez, indicó que el programa fue iniciado el 20 de febrero de 2009 a través de pláticas en planteles y trabajando con los jóvenes que violan la ley.
"Hemos visitado 85 escuelas primarias, secundarias y preparatorias para concientizar sobre esta problemática", expresa.
Además, se han detenido a 166 personas que fueron encontradas plasmando sus ideas a través de grafiti en espacios públicos, de los cuales, 149 son menores y 17 mayores de edad.
El funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal expone que las motivaciones de los jóvenes al momento de plasmar el grafiti son por adrenalina y para llamar la atención de los demás.
"No marcan territorio, como pudiera pensarse, sino sólo son formas de expresión", señala.
Sin embargo, reconoce que el grafiti en las calles da un aspecto de inseguridad y que por ello están realizando este proyecto que va más allá de detener a los adolescentes.
"Damos seguimiento a 74 menores con visitas a sus domicilio, pláticas con los padres y los jóvenes para concientizarlos de esta problemática".
Cuando son detenidos los menores se canalizan a la barandilla, pero son llevados ante sus padres para platicar con ellos y si aceptan se les canaliza para que reparen el daño en los puentes y bardas públicas que fueron dañadas por el grafiti, informa.
Otra parte del programa es la vigilancia. Hay policías que dan rondines a pie por las tardes y noches en los lugares más comunes donde se realizan pintas.
Hasta el momento, comenta, se han rescatado 27 espacios públicos, entre puentes y lugares que estaban rayados, a los cuales se les da seguimiento.
Destaca que desde que iniciaron estos trabajos ha disminuido la reincidencia de los jóvenes y que se ha avanzado poco a poco.
"La mayoría que realiza estas pintas son jóvenes estudiantes, no drogadictos, algunos de ellos con desintegración familiar, que están estudiando y que toman esto como una forma de sobresalir y de llamar la atención", subraya.
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ENTREVISTA
‘No soy lo peor del mundo…’
Roberto, de 16 años, quien fue detenido por la Policía Municipal por realizar pintas ilegales en bardas públicas, narra cómo se inició en el 'arte' callejero
Guillermo Gallardo
Roberto, detenido por realizar graffiti ilegal, fue invitado por la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal a reparar el daño que ocasionó a la infraestructura urbana.
Con una brocha y una cubeta de pintura empieza a borrar los vestigios de "jeroglíficos" dejados en uno de los muros del Puente Negro donde había dejado su "firma".
El jefe del departamento de Prevención del Delito de la SSPyTM, Ramón Flores Gámez, indica que el programa busca concientizar a los jóvenes sobre este problema y lograr mantener limpia de grafiti la ciudad.
El sicólogo Pedro Francisco Nevárez Ibarra, encargado de ejecutar el programa Antigrafiti, expone que los jóvenes buscan retar a la autoridad y que la mayoría de éstos vienen de hogares desintegrados, donde el papá está en la cárcel, falleció o está separado de su pareja.
Sin embargo, Roberto, estudiante de Cobaes, no es un adolescente producto de la desintegración familiar, él se asume como un joven "normal", pero que le gustar pintar grafiti por gusto, por reto a la autoridad y al estado de cosas, y por la adrenalina.
¿Cuando iniciaste en esto?
Inicié hace dos años. Tengo 16.
¿Como fue que empezaste a pintar de manera ilegal?
A mí me llamaba la atención, se dio porque conocí a unos amigos y ellos nos invitaron y así fue como me gustó.
¿Fue en la escuela donde los conociste?
No, fue en la colonia. En la cuadra. En la colonia Centro.
¿Como aprendiste a grafitear?
Nada más es cuestión de tomarle dedicación, practicar, dibujar mucho en el cuaderno, sacar bien las letras.
¿Se necesita alguna habilidad especial para aprender?
Pues es que no todos llegan a ser buenos pintores, pero si le echan ganas probablemente.
¿Qué tipo de grafiti realizas tú?
Realizo grafiti ilegal y legal. Practico los dos.
¿Cuál es el legal y cuál es el ilegal?
Lo diferencio en que en uno no tengo permiso y puedo llegar y atacar en algún lugar, en cualquier barda, pero yo no acostumbro rayar en casas, porque sé que les hago un daño a las personas. Igual aquí hago daño, pero hago menos daño. Son bardas públicas.
Sólo si llego y pido permiso para rayar en alguna barda, pues ya lo hago legalmente.
¿Qué es lo que te motiva a hacer esto?
Me motiva porque me gusta, es como una forma de desestresarme, como salir de la rutina, de hacer lo mismo. Como que te sientes libre de hacer algo, salirme de las reglas, sales a la calle y te gusta.
Para esto necesitas dinero…
Sí necesito dinero, pero…
¿Cómo obtienes el dinero?
Pues yo lo consigo, he trabajado, pero no gasto todo el dinero en esto. Es cuando a mí se me antoja, no es todos los días.
¿Las pintas las haces tú solo, o también con tus amigos?
Lo he hecho yo solo, pero también en grupo.
¿Cómo se ponen de acuerdo para hacerlo?
Uno hace todo, uno acopla, cuando tú acoplas es cuando pones el nombre de todos, y uno te echa aguas, o dos o tres. Uno hace toda la pinta y otros te van echando aguas.
¿A qué horas lo hacen, porque por lo regular no los ven?
Puede ser a cualquier hora.
¿Has pintado tú en lugares inaccesibles, riesgosos?
Sí. En edificios.
¿Qué tan altos?
Cuatro, cinco pisos.
¿Cómo logran llegar allá?
Está la barda o la pared, y desde arriba, uno te detiene los pies, te cuelgas hacia abajo y lo vas haciendo.
Es puro pulso, con el tiempo lo puedes hacer bien.
Sé que es ilegal y algo que no está bien, pero es algo que a ti te gusta. Es algo que nunca se va a acabar, agarren a los que agarren, esto nunca se va a acabar. Muchos lo hacen por moda, pero muchos otros no, lo hacen por gusto o por rebelión.
¿Cuál es la solución que ves en este caso, qué le pedirías a las autoridades y a la sociedad?
Necesito paredes, necesito pinturas y permisos para hacer cosas, detalles…
¿Si a ti se te dieran espacios, dejarías de hacer la pinta ilegal?
Lo dejaría de hacer, pero creo que me darían ganas una que otra vez de hacerlo ilegalmente, porque cuando haces el ilegal sientes la adrenalina, sientes temor, pero a la vez te gusta, sientes satisfacción, aunque sea algo malo.
¿No crees que es vagancia?
No porque no lo hacemos a diario, lo hacemos a la larga.
¿Consumes droga?
No.
¿Tus amigos?
Conozco varios que consumen drogas, pero no me llama la atención.
¿La motivación para realizar grafiti no son las drogas ni la vagancia?
No es motivación esa. Si a ti te gusta una cosa la vas a hacer. Eso me cae gordo que la gente confunda las cosas, que nos confundan por lo que hacemos. A mí me gusta hacer esto y no por eso soy lo peor del mundo ni un raterazo, o un drogadicto.
Es algo malo. Es algo que se ve mal, pero entre nuestra comunidad, entre todos los grafiteros, ven algo tuyo y dicen pues este bato es bueno.
¿Se conocen unos a otros con las pintas?
Cada uno tiene su estilo. Cada uno va sacando su estilo poco a poco, primero todos empezamos igual copiando, pero con el tiempo vamos agarrando el estilo propio.
¿Si alguien pasa por algún lugar y ve un grafiti se sabe de quién es?
Sí, sí saben. Si tu haces un grafiti te conocen, es respeto, ven un lugar y ven tu trabajo, dicen ese morro es chilo. Es como en todo, ese grupo te respeta. Es bueno que te vean y se expresen bien de lo que haces.
¿Qué te dicen tus papás de esto que haces?
Yo ya les comenté, y mi papá me dice que es algo que no tiene caso. Yo lo veo que sí tiene caso, a mí me gusta. Si a mí me gusta yo lo hago.
¿Te regañan?
Sí. Mi castigo fue dejarme dormir en la Policía Municipal.
¿Te llevas bien con ellos?
Sí, me llevo bien con ellos.
¿Nunca haz tenido problemas graves con ellos?
No. Ellos me comprenden al final de cuentas.
¿Que te dijeron cuando supieron que te habían detenido?
Mi papá se enojó mucho, mi mamá se agüitó, se deprimió un poco, me habló triste.
¿Qué le dijiste a tu mamá?
Nada, pues le hablé bien.
Roberto, junto con su amigo Juan, a quienes detuvieron in fraganti grafiteando una barda pública cerca del Puente Negro, tuvieron que reparar el daño ocasionado borrando las pintas realizadas.
La SSPyTM les propuso a ellos y a sus padres pagar su pena limpiando el lugar "profanado" con grafiti. Los dos cumplieron su "condena" y regresaron a sus hogares.
Cómo los dos adolescentes, el Departamento de Prevención del Delito da seguimiento a los jóvenes que son capturados.
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La evolución
Con una brocha y una cubeta de pintura empieza a borrar los vestigios de "jeroglíficos" dejados en uno de los muros del Puente Negro donde había dejado su "firma".
El jefe del departamento de Prevención del Delito de la SSPyTM, Ramón Flores Gámez, indica que el programa busca concientizar a los jóvenes sobre este problema y lograr mantener limpia de grafiti la ciudad.
El sicólogo Pedro Francisco Nevárez Ibarra, encargado de ejecutar el programa Antigrafiti, expone que los jóvenes buscan retar a la autoridad y que la mayoría de éstos vienen de hogares desintegrados, donde el papá está en la cárcel, falleció o está separado de su pareja.
Sin embargo, Roberto, estudiante de Cobaes, no es un adolescente producto de la desintegración familiar, él se asume como un joven "normal", pero que le gustar pintar grafiti por gusto, por reto a la autoridad y al estado de cosas, y por la adrenalina.
¿Cuando iniciaste en esto?
Inicié hace dos años. Tengo 16.
¿Como fue que empezaste a pintar de manera ilegal?
A mí me llamaba la atención, se dio porque conocí a unos amigos y ellos nos invitaron y así fue como me gustó.
¿Fue en la escuela donde los conociste?
No, fue en la colonia. En la cuadra. En la colonia Centro.
¿Como aprendiste a grafitear?
Nada más es cuestión de tomarle dedicación, practicar, dibujar mucho en el cuaderno, sacar bien las letras.
¿Se necesita alguna habilidad especial para aprender?
Pues es que no todos llegan a ser buenos pintores, pero si le echan ganas probablemente.
¿Qué tipo de grafiti realizas tú?
Realizo grafiti ilegal y legal. Practico los dos.
¿Cuál es el legal y cuál es el ilegal?
Lo diferencio en que en uno no tengo permiso y puedo llegar y atacar en algún lugar, en cualquier barda, pero yo no acostumbro rayar en casas, porque sé que les hago un daño a las personas. Igual aquí hago daño, pero hago menos daño. Son bardas públicas.
Sólo si llego y pido permiso para rayar en alguna barda, pues ya lo hago legalmente.
¿Qué es lo que te motiva a hacer esto?
Me motiva porque me gusta, es como una forma de desestresarme, como salir de la rutina, de hacer lo mismo. Como que te sientes libre de hacer algo, salirme de las reglas, sales a la calle y te gusta.
Para esto necesitas dinero…
Sí necesito dinero, pero…
¿Cómo obtienes el dinero?
Pues yo lo consigo, he trabajado, pero no gasto todo el dinero en esto. Es cuando a mí se me antoja, no es todos los días.
¿Las pintas las haces tú solo, o también con tus amigos?
Lo he hecho yo solo, pero también en grupo.
¿Cómo se ponen de acuerdo para hacerlo?
Uno hace todo, uno acopla, cuando tú acoplas es cuando pones el nombre de todos, y uno te echa aguas, o dos o tres. Uno hace toda la pinta y otros te van echando aguas.
¿A qué horas lo hacen, porque por lo regular no los ven?
Puede ser a cualquier hora.
¿Has pintado tú en lugares inaccesibles, riesgosos?
Sí. En edificios.
¿Qué tan altos?
Cuatro, cinco pisos.
¿Cómo logran llegar allá?
Está la barda o la pared, y desde arriba, uno te detiene los pies, te cuelgas hacia abajo y lo vas haciendo.
Es puro pulso, con el tiempo lo puedes hacer bien.
Sé que es ilegal y algo que no está bien, pero es algo que a ti te gusta. Es algo que nunca se va a acabar, agarren a los que agarren, esto nunca se va a acabar. Muchos lo hacen por moda, pero muchos otros no, lo hacen por gusto o por rebelión.
¿Cuál es la solución que ves en este caso, qué le pedirías a las autoridades y a la sociedad?
Necesito paredes, necesito pinturas y permisos para hacer cosas, detalles…
¿Si a ti se te dieran espacios, dejarías de hacer la pinta ilegal?
Lo dejaría de hacer, pero creo que me darían ganas una que otra vez de hacerlo ilegalmente, porque cuando haces el ilegal sientes la adrenalina, sientes temor, pero a la vez te gusta, sientes satisfacción, aunque sea algo malo.
¿No crees que es vagancia?
No porque no lo hacemos a diario, lo hacemos a la larga.
¿Consumes droga?
No.
¿Tus amigos?
Conozco varios que consumen drogas, pero no me llama la atención.
¿La motivación para realizar grafiti no son las drogas ni la vagancia?
No es motivación esa. Si a ti te gusta una cosa la vas a hacer. Eso me cae gordo que la gente confunda las cosas, que nos confundan por lo que hacemos. A mí me gusta hacer esto y no por eso soy lo peor del mundo ni un raterazo, o un drogadicto.
Es algo malo. Es algo que se ve mal, pero entre nuestra comunidad, entre todos los grafiteros, ven algo tuyo y dicen pues este bato es bueno.
¿Se conocen unos a otros con las pintas?
Cada uno tiene su estilo. Cada uno va sacando su estilo poco a poco, primero todos empezamos igual copiando, pero con el tiempo vamos agarrando el estilo propio.
¿Si alguien pasa por algún lugar y ve un grafiti se sabe de quién es?
Sí, sí saben. Si tu haces un grafiti te conocen, es respeto, ven un lugar y ven tu trabajo, dicen ese morro es chilo. Es como en todo, ese grupo te respeta. Es bueno que te vean y se expresen bien de lo que haces.
¿Qué te dicen tus papás de esto que haces?
Yo ya les comenté, y mi papá me dice que es algo que no tiene caso. Yo lo veo que sí tiene caso, a mí me gusta. Si a mí me gusta yo lo hago.
¿Te regañan?
Sí. Mi castigo fue dejarme dormir en la Policía Municipal.
¿Te llevas bien con ellos?
Sí, me llevo bien con ellos.
¿Nunca haz tenido problemas graves con ellos?
No. Ellos me comprenden al final de cuentas.
¿Que te dijeron cuando supieron que te habían detenido?
Mi papá se enojó mucho, mi mamá se agüitó, se deprimió un poco, me habló triste.
¿Qué le dijiste a tu mamá?
Nada, pues le hablé bien.
Roberto, junto con su amigo Juan, a quienes detuvieron in fraganti grafiteando una barda pública cerca del Puente Negro, tuvieron que reparar el daño ocasionado borrando las pintas realizadas.
La SSPyTM les propuso a ellos y a sus padres pagar su pena limpiando el lugar "profanado" con grafiti. Los dos cumplieron su "condena" y regresaron a sus hogares.
Cómo los dos adolescentes, el Departamento de Prevención del Delito da seguimiento a los jóvenes que son capturados.
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La evolución
Lalo Nowar, Chatoe y Chot han evolucionado con el grafiti, ya no andan en la calle pintando bardas ileglamente, ahora lo realizan de manera legal.
Ellos son algunos de los artistas de la calle que han buscado la manera de cómo expresarse sin dañar a los demás.
Ahora sus trazos tienen forma, estructura y temática social.
Los tres, junto con otros grafiteros construyen un mural en los puentes José María Morelos y Miguel Hidalgo donde plasman la historia de Sinaloa y Culiacán, apoyados por el área de cultura del Ayuntamiento.
"El grafiti es una manifestación desesperada de los jóvenes por expresarse, es un grito que dice aquí estoy. Lo que se busca es expresarse", señala Chatoe, quien con un aerosol forma trazos en el puente Morelos.
Chatoe aprendió de manera autodidacta en las calles de Culiacán. Ahora vive en Montreal donde se dedica a este tipo de arte y al tatuaje.
Chot es de Obregón, y vino exclusivamente a apoyar a sus compañeros a realizar murales.
"Es una subcultura de los barrios, pero esto ha evolucionado, antes era solamente plasmar palabras, ahora eso no basta, se busca proyectar una temática social, con contenido. El grafiti ha cambiado en México y no se siguió el mismo patrón de Estados Unidos porque no se marcan territorios, sino que es más libre", expone.
Ellos han crecido y evolucionado como el grafiti.
Qué es
Grafiti o grafito, significa inscripción o garabato en el idioma italiano, de donde proviene.
El grafiti (para la cultura hip-hop) es el mural hecho con pintura en aerosol, en el cual se representan las frustraciones y la inconformidad por la injusticia en todos sus planos.
La Real Academia Española lo define como letreros o dibujos circunstanciales, generalmente agresivos y de protesta, trazados sobre una pared u otra superficie resistente.
El programa antigrafiti
Trabajo realizado por la SSPyTM de febrero de 2009 hasta enero de 2010.
Acciones Número
Planteles visitados 85
Alumnos informados 23,628
Detenidos por grafiti 166
Espacios restaurados 27
Seguimiento a menores 74
Metros cuadrados pintados 6,533
*Datos aportados por la SSPyTM