martes, 24 de julio de 2012



La sierra en Sinaloa

Fábrica de pobres y narcos

Hay un grito desesperado en los altos por el abandono en que se encuentran; explota crisis por la violencia; estiman que hay entre 25 mil y 30 mil desplazados por los grupos armados; el Gobierno estatal dice que sólo tiene registrados cerca de 5 mil

Guillermo Gallardo
Primera de dos partes
(Publicado en el periódico Noroeste)

La sierra ya no aguanta más... Hay un grito desesperado por la pobreza, la marginación, la violencia extrema, el narcotráfico y el abandono en que la han tenido históricamente los gobiernos.
La crisis social en los altos de Sinaloa ya ha empezado a explotar con los miles de desplazados de diversas comunidades rurales que prefieren huir del hambre y de los grupos criminales que controlan esas zonas y se disputan las plazas.
El Estado simplemente fue rebasado por el crimen organizado.
Los altos de Sinaloa comprenden las regiones de Choix, El Fuerte, Sinaloa, Mocorito, Badiraguato, Culiacán, Cosalá, San Ignacio, Concordia, Mazatlán y El Rosario, las cuales comprenden el 54 por ciento del territorio estatal.
Pero el crecimiento poblacional ha sido mínimo en estas zonas altas debido a la emigración de sus habitantes. En algunos municipios, incluso, han disminuido el número de habitantes por causas de la pobreza y la violencia.
En contrapartida, actualmente en la sierra sinaloense sobreviven 750 mil habitantes, algunos de los cuales se dedican al cultivo de mariguana y amapola, otros a la agricultura lícita de temporal, a la ganadería, a la minería, comercio y a las actividades forestales.
El turismo es una actividad incipiente que no ha podido repuntar por la inseguridad y la falta de vías de comunicación.
De acuerdo con un estudio socioeconómico realizado por la agrupación Movimiento de la Sierra, prevalece una baja productividad por la escasa infraestructura y tecnología.
Los gobiernos se han dedicado básicamente a apoyar a las localidades de la costa, de las cuales, cinco municipios detentan el 83.3 por ciento de la riqueza estatal, siendo Culiacán y Navolato los que generan el 42 por ciento, Mazatlán el 17.8 por ciento, Ahome el 14.4 por ciento y Guasave el 9.1 por ciento.
Sin embargo, contrasta con los municipios serranos, que junto con Angostura tienen menos del 20 por ciento.
En cuanto al PIB per cápita, el promedio nacional es de 7 mil 107 dólares y el estatal, de 5 mil 874 dólares.
Sin embargo, en Badiraguato, Choix, Sinaloa y Mocorito sólo llegan a los 2 mil 937 dólares.
“Evidentemente (en la sierra) predominan la pobreza, la marginación, la migración, la inseguridad e injusticia, el desempleo y la precariedad, la contaminación y la destrucción de los recursos naturales, la inexistencia de mercados regionales, la destrucción del tejido social por la violencia y deficientes vías de comunicación”, concluye el estudio de un grupo de especialistas y universitarios.
Actualmente la desocupación en la sierra alcanza el 60 por ciento de la población económicamente activa, lo que genera un “cultivo” permanente para que las personas busquen sustento en actividades ilícitas.
A pesar de esta situación que ya se convirtió en crisis, el Plan Estatal de Desarrollo de Mario López Valdez no establece un apartado especial para los altos ni señala programa integral alguno que detone la economía serrana.
El PED sólo hace alusión a la actividad minera, la cual, dice, es importante no sólo porque genera mayor derrama económica..., sino porque crea empleos y desarrollo socioeconómico en la sierra de Sinaloa.
También, expone, es necesaria una red de caminos suficientes y adecuada para el transporte de minerales en las zonas de explotación.
En sus metas, el plan de Malova se compromete a lograr la instalación de 14 plantas para la pequeña, mediana y gran minería, además de 20 microplantas.
Juan Guerra Ochoa, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Estado, aseguró que sí tienen una política agropecuaria para los altos.
“Ya arrancamos una política para los altos y que va a madurar en proyectos que incluyen hortalizas, berrys, frutales, aguacate, café y duraznos”, aseveró.
Sin embargo, a la fecha son casi nulos los resultados obtenidos en términos globales por el Gobierno estatal, quien sólo ha realizado acciones aisladas.
Como ejemplo del atraso está Badiraguato, el cual, según el INEGI, forma parte de los 200 municipios con mayor pobreza en el país, lo que se traduce en graves problemas de marginación.
Ángel Robles Bañuelos, Alcalde de este municipio, cuna de narcotraficantes, advirtió del problema de pobreza en que se encuentran sus habitantes desde la presentación del Plan Municipal de Desarrollo.
"Badiraguato lo está sufriendo en todas sus dimensiones, repito, aún cuando sus rezagos son inmensos, este año el factor poblacional nos lastimó en la cuantía de las participaciones y fondos federales, ya que según el censo de población y vivienda 2010 de INEGI, nuestra población disminuyó de 32 mil 695 a 29 mil 999", subrayó a mediados de 2011.

El lamento de los cerros

El investigador Carmelo Galindo López, dirigente del Movimiento de la Sierra, afirmó que en los altos jamás han existido inversiones generadoras de desarrollo, empleo e ingreso que permitan a la gente vivir decorosamente.
“La sierra se ha transformado en una fábrica de problemas sociales; la gente ya no tiene para comer, el ganado se está malbaratando por faltas de alimento y agua y los tres niveles de gobierno no incentivan la creación de empleo e ingresos, ni se invierte en infraestructura indispensable para la producción”, subraya el economista.
El investigador indica que los grupos vulnerables de la sierra viven una marginación mayor que en los valles y centros urbanos y que ha sido totalmente ignorada por la política económica y los proyectos de desarrollo urbano y comunicaciones.
Propuso la creación de una Ley Estatal para el Desarrollo de la Sierra porque hasta el momento sólo se ha beneficiado a los vales.
“La sierra adolece de un plan que permita aprovechar sus recursos naturales y humanos en forma sustentable. Casi no aparece en los planes de desarrollo estatal”, asegura.
Los pobladores de la sierra, indica, aspiran a la igualdad de trato en lo que se refiere al gasto público.
Es necesaria, agrega, la creación de una comisión para el desarrollo sustentable y un comité para el empleo y el arraigo en la sierra.
Los desplazados de los últimos meses, asegura, son la “punta del iceberg” ya que las cosas pueden empeorar.
“Movimiento de la Sierra lo pronosticó hace tiempo, pero no se nos quiso escuchar ni entender... nos ignoraron”, indica.

Detona la violencia

El desplazamiento de habitantes de la sierra hacia las zonas urbanas se ha dado de manera histórica debido a la falta de oportunidades de empleo y a la pobreza imperante en estas zonas.
Pero la situación se agravó debido al recrudecimiento de la violencia y a la disputa de los territorios por parte de los cárteles de la droga.
El detonante se dio a partir del 28 de abril cuando grupos armados se enfrentaron en Choix dejando una estela de sangre.
Se habla de que en los tiroteos murieron alrededor de 27 personas. El Ejército entró a la zona y se enfrentó a grupos armados.
Estas acciones afectaron a comunidades de El Potrero de Los Fierro, El Pichol, Yecorato, San Simón, Las Tatemas y Bacayopa, del municipio de Choix.
Otros grupos armados agudizaron la violencia en Sinaloa de Leyva, Mocorito, Badiraguato, Cosalá, San Ignacio y Concordia.
Estas gavillas y sicarios del narco acosaron, asaltaron, robaron, amenazaron y mataron a pobladores de diversas comunidades, lo que obligó a miles de personas a iniciar el éxodo hacia la costa.
De acuerdo con datos de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, han huido de la sierra debido a la violencia, entre 25 mil y 30 mil personas.
Tan sólo en Concordia, detalla un análisis de la CDDH, el Alcalde Eligio Medina Ríos, calcula que a esa cabecera municipal llegaron cerca de 3 mil personas huyendo de la inseguridad, cifra que corresponde al 10 por ciento de la población total.
Saúl Rubio Ayala, Alcalde de Sinaloa de Leyva, reconoció que hay cerca de 500 desplazados en la cabecera de su municipio y que otros se encuentran refugiados en Surutato, Badiraguato, y en Mocorito.
El problema de la violencia se extiende al menos por las comunidades de Ocorahui, San José de los Hornos, La Joya de los Martínez, Los Laureles, La Manzana, El Puerto del Golpe, Los Alamillos, El Pilar, Metatitos, El Potrero de Bernal, Los Naranjos, Casas Grandes y La Cantera.
El 2 y 3 de mayo, el Presidente de Mazatlán, Alejandro Higuera, reconoció que al puerto arribaron alrededor de 2 mil 500 familias (alrededor de 12 mil personas), situación que rebasa las posibilidades del Ayuntamiento.
Otros más llegaron a Culiacán procedentes de las comunidades de El Pozo, San Cayetano, Tepehuajes y Tecomate, sindicatura de Tepuche, pero además arribaron algunos de Sinaloa de Leyva y Badiraguato.
A pesar de esto, el Gobierno estatal sólo reconoce que hay alrededor de mil 147 familias de desplazados, es decir, poco más de 5 mil personas.
Ante el “grito” de los desplazados, el mismo Gobernador Mario López Valdez, el 14 de mayo, visitó las comunidades de los desplazados en los municipios de Concordia, Badiraguato y Choix.
Ahí prometió apoyo, sin embargo, la ayuda ha fluido lenta, pues hasta la semana pasada sólo habían recibido “mejoralitos”, sin resolverles el problema de fondo que es vivienda, salud, educación y empleo.
El martes 3 de julio los gobiernos federal, estatal y municipal instalaron mesas en la plazuela Rosales, en Culiacán, para hacer un padrón de las necesidades de desplazados, pero las víctimas aún claman por despensas y principalmente por tener un lugar donde vivir y trabajo para mantenerse.
El clamor de la sierra sigue siendo el mismo, pues no hay una estrategia global que atienda el problema de fondo, que es generar desarrollo y seguridad en sus lugares de origen para que no tengan la necesidad de huir dejando atrás toda una vida.

Urge iniciar proceso de pacificación

A la par del combate a las gavillas y al narcotráfico, a los gobiernos federal, estatal y municipales les corresponde iniciar un proceso de pacificación a través de inversiones públicas construyendo presas, carreteras, hospitales, escuelas secundarias, preparatorias y profesionales, así como programas de apoyo para aquellas personas en extrema pobreza.
“Lo que vemos ahora en la sierra con desplazados, robos y otras expresiones del delito, es una consecuencia del abandono histórico porque no hay empleo, no hay dinero ni alimentos, no hay estructura de seguridad pública”, afirma Galindo López.
Cuando se haya logrado esa inversión y establecido fuentes de empleo para la mayoría de los pobladores, entonces volverá la seguridad y las personas de los valles querrán visitar la sierra y dejar derrama económica a través del turismo ecológico.
Si en la sierra hubiera empleo suficiente, inversión, alimentos, servicios de salud, justicia y educación, y si contara con agua, incentivos para la ganadería y mercados donde vender los productos, la paz llegaría muy pronto. Entonces, la zona de los altos sería un detonador de la economía sinaloense, en lugar de una fábrica de pobres y narcos.


SIDE BAR
El narco, freno al desarrollo

Los orígenes de la siembra de estupefacientes en Sinaloa data de los años 20-30 del Siglo pasado cuando se establecieron en Sinaloa inmigrantes asiáticos, principalmente chinos, los cuales trajeron el cultivo de la amapola de donde se sacan drogas como el opio, la morfina y la heroína.
Los chinos fueron expulsados del país en los años 30, pero fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando se inicia aquí la siembra masiva de mariguana y amapola, luego de que se interrumpiera el comercio de drogas hacia Estados Unidos por parte de los pueblos del lejano oriente.
Las mafias internacionales encontraron en los altos de Culiacán y Badiraguato el clima idóneo para el cultivo de drogas, aliándose con traficantes mexicanos a los que en un principio se les llamó “gomeros”.
Estos narcotraficantes lograron amasar grandes fortunas controlando el “triángulo dorado” conformado por las colindancias de los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango.
Ya para la época de 1970 estos grupos controlaban toda la sierra sinaloense, llegando a frenar el desarrollo de estos pueblos.
Los gobiernos estatales y federales abandonaron a su suerte a estas comunidades que han sido presas de grupos armados que controlan los caminos y accesos a los altos.
Fue en el Gobierno de Alfonso G. Calderón cuando se estableció un plan más articulado para comunicar la sierra con el valle y llevar satisfactores, pero no se siguió.
En la administración de Jesús Aguilar Padilla se anunció un programa denominado “Rescate de la Sierra”, pero no logró el objetivo principal de “rescatar” a los pueblos de la mano del narco y de la pobreza. Al final resultó todo un fracaso.
Hoy los municipios serranos siguen en el olvido, y lo peor de todo, bajo la amenaza de grupos armados que se adueñaron del territorio.

Recuadro
Desplazados
Es una masa de personas que abandona involuntariamente su lugar de origen, dejando atrás raíces, su espacio social, trabajo y patrimonio. Son obligados a dejar su tierra por situaciones de violencia o pobreza.
Fuente: CDDH

Aumenta pobreza en Sinaloa
De 2008 a 2010 el porcentaje de población en situación de pobreza en Sinaloa aumentó de 32.5 a 36.5, y la pobreza extrema subió de 4.5 a 5.1 por ciento.
En 2010 los municipios con mayor porcentaje de pobreza fueron los municipios serranos de Choix, Badiraguato, Cosalá, Sinaloa y San Ignacio.

Los más pobres
Choix tiene un 79.1 por ciento de población en pobreza, le sigue Badiraguato con el 74.8, Cosalá con el 66.1, Sinaloa con el 63 y San Ignacio con 61.3 por ciento.
Fuente: Coneval

DESPLAZADOS POR LA VIOLENCIA

'Salimos huyendo...'

'Viera qué gacho se siente dejar todo allá', dice una de las víctimas que había vivido toda su vida en la sierra; el Gobierno está totalmente rebasado en los altos, asegura la CDDH; proponen 250 millones de pesos para atender este problema

Guillermo Gallardo
Segunda parte
(Publicado en el periódico Noroeste)

Salieron de prisa con la oscuridad de la noche huyendo de sus casas, como si hubieran cometido un crimen.
Tomaron la poca ropa que tenían, la echaron en sus mochilas y apresuradamente se internaron en el monte, para no ser detectados por los grupos criminales que controlan la zona serrana de Sinaloa de Leyva.
Pedro y María forman parte de una de las 17 familias de Potrero de Bernal que tuvieron que “desaparecer” dejando casas, muebles, animales y tierras de cultivo.
“Salimos por el monte, dormimos dos noches en el monte y dos días caminando para llegar a donde había gente, con las mochilas en el hombro... Salimos huyendo”, lamenta María, quien junto con su marido llegaron a Culiacán donde buscan desesperadamente cómo sobrevivir en una ciudad ajena e indolente.
Pero no son criminales, sino víctimas de la violencia y de la ausencia del Estado, de gobiernos que no sólo no les han llevado los servicios indispensables para sobrevivir en sus lugares de origen, sino que los han abandonado a su suerte.
Así como ellos, entre 25 mil y 30 mil personas han dejado sus comunidades para buscar refugio en las zonas urbanas, debido a que los grupos armados han matado a sus familiares, les han quemado sus casas, les han robado el ganado y los han amenazado de muerte.
Pero esta realidad pareciera estar siendo minimizada por el gobierno estatal quien oficialmente sólo tiene registradas mil 147 familias de desplazados, es decir, poco más de 5 mil personas.
Ahora, en la sierra impera un solo gobierno: el de grupos armados ligados a los cárteles del narcotráfico.
“Los de Potrero de Bernal nos vinimos porque nos pusieron condiciones los sicarios y nos destruyeron una tienda que había cerca en la Ciénega de Parra... nos salimos por hambre y miedo”, subraya Pedro, quien pide al Gobierno apoyo para trabajar y subsistir en la capital del estado.
La familia de Pedro no sabe si se va a quedar permanentemente en Culiacán, pero asegura que mientras persista el clima de inseguridad no regresarán a sus hogares.
“No sabemos si vamos a quedarnos o regresar, tenemos la esperanza de que algún día se pongan las cosas bien y podamos regresarnos, porque allá tenemos nuestras tierras donde sembrábamos maíz y frijol”, indica el desplazado.
-- ¿Tienen miedo de regresar?
Pues ese es el problema, por eso decimos que si algún día las cosas cambian y esa gente la pone en paz el gobierno, entonces. Si sigue igual pues no.
Narra que los sicarios los amenazaron.
“Nos amenazaron, que nos fuéramos con ellos o si nos salíamos que ya no volviéramos a nuestras tierras, porque ellos se iban a apoderar de nuestros ranchos y al que regresara lo íban a matar”, denuncia.
-- ¿Qué siente de dejar todo allá?
Viera qué gacho se siente dejar todo allá.
Desde que nací viví ahí y dejarlo de un día para otro... Dejamos gallinas y todo en las casas.
Esa gente (sicarios) salió de un rancho que se llama Sierrita de Germán, ahí cerca, pero cuando se trataba de un jale subía gente de Sinaloa.
Pedro dice que es diferente sobrevivir aquí que cuando vivían allá en su hogar porque no se preocupaban por nada.
“Si no teníamos con qué comer, conseguíamos, es muy diferente. En el monte se consigue comida, pero aquí no”, manifiesta.
Esta es una historia que se repite por miles en los altos de Sinaloa, donde la vida ya no es igual que antes.
Carlos también salió huyendo de San José de los Hornos, en Sinaloa de Leyva.
“Nos vinimos porque llegó una gente, nos quitó todo lo que teníamos, nos quemaron las casas y nos tuvimos que salir de ahí”, lamenta.
Antes tenía un abarrote y una vulcanizadora, negocios con los que mantenía a su familia, pero ahora debe vivir en una casa prestada en Guamúchil junto con su familia y sin trabajo. Todo se quedó en el rancho donde antes vivían 60 familias. Ahora es un pueblo “fantasma”.
“Queremos buscar empleo acá y si nos apoya el gobierno que quite a esa gente, pues nos regresamos, si no, qué vamos a hacer”, expresa.
Hombres, mujeres, niños y adultos mayores viven ahora una pesadilla al ser desplazados por los grupos criminales.

El detonador

Leonel Aguirre Meza, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, expresa que históricamente han habido desplazados de los altos, pero lo que pasó ahora es que explotó en forma masiva por el recrudecimiento de la violencia y la lucha de los narcos por el control de la zona serrana.
“La violencia fue el detonador para que en forma masiva se desplazara la gente hacia las zonas urbanas y lo cierto es que ninguna autoridad estaba preparada para esta explosión”, asegura.
El ombudsman considera este caso como muy delicado y preocupante porque aparte, en las ciudades no tienen las condiciones necesarias para que les respeten sus derechos a la vivienda, educación, salud y trabajo.
“Siempre ha habido abandono, miseria, falta de políticas públicas, es un rezago histórico. Lo ideal fuera que el gobierno creara las condiciones para que la gente se quede allá, pero evidentemente no puede, el Estado está totalmente rebasado”, expone.
Pero además, indica, la gente se está viniendo a sufrir en las ciudades una miseria terrible, por lo que ocupan una atención integral y urgente, no sólo una despensa.
Óscar Loza Ochoa, ex presidente de la CDDH y actual comisionado de enlace con instituciones gubernamentales, dice que en Sinaloa hay zonas de exclusión donde los grupos armados se han adueñado de las comunidades.
“Los grupos criminales han reclamado para ellos los territorios donde realizan sus actividades delictivas y hacen presión para que la gente se salga y esa presión va desde la amenaza, hasta el cumplimiento de esas amenazas, que es matar a las personas, como ya ha sucedido”, agrega.
El Subsecretario de Desarrollo Social y Humano del Gobierno del Estado, Gómer Monárrez Lara, asegura que están atendiendo desde hace dos meses las necesidades de los desplazados, aunque aclara que desconoce si hay condiciones de seguridad para el regreso de las familias a sus hogares.
“Sí ha habido casos de familias que se han regresado sin la aprobación de nosotros. En el caso de la violencia no hemos dado la aprobación de regresar a ciertas comunidades. En algunos casos lo quisieron hacer por su cuenta y ahí no pudimos actuar”, dice en referencia a una familia que fue asesinada el 17 de junio en San José de los Hornos, cuando regresó por sus pertenencias. Tres días después mataron a otros dos.
Asevera que el Gobierno estatal ya está gestando un programa integral para la sierra, aunque no dijo en qué consistiría ni cuándo estaría listo.
El especialista en economía, Carmelo Galindo López, dice que la seguridad se resuelve después de que el Estado cumple con sus tareas, que no se corrompe, que equilibra el gasto público y que está al pendiente de cualquier problema de descomposición social o crisis en gestación.
“El Estado, sea federal o estatal, no debe escudarse en la frase trillada de que la sierra está controlada por el narco. Es una forma cruel de no aceptar su responsabilidad para mandarle al menos 5 mil millones de pesos anuales (del presupuesto) para que los municipios de la sierra construyan presas, invernaderos, caminos, hospitales regionales, escuelas agropecuarias y transportes”, considera.

Proponen fondo de $250 millones

La crisis en los altos llevó a la CDDH a presentar el 17 de mayo al Gobernador Mario López Valdez y al Congreso una recomendación para que se atendiera el problema social de los desplazados por la violencia.
También pidió que el Mandatario solicite al Congreso del Estado un fondo especial de 250 millones de pesos para atender la sobrevivencia de las víctimas de la sierra.
Además, demandó la presentación de un plan emergente y otro de retorno de los desplazados.
“Se recomienda al C. Mario López Valdez, en su calidad de Gobernador del Estado, que ante la emergencia que viven al menos 11 estados del país por el problema de los desplazados, en atención a los protocolos y convenios de Ginebra en situación de conflictos armados prolongados, plantee al Ejecutivo federal solicitar a la Cruz Roja Internacional su apoyo en asistencia humanitaria para los desplazados”, solicitó.
Sin embargo, hasta la fecha no han tenido respuesta.
Mientras los tres niveles de gobierno establecen algunos esquemas de apoyo a cuenta gotas para los desplazados, la sierra sinaloense continúa en manos del crimen organizado, sin que haya esperanzas a corto plazo de que las víctimas puedan regresar con seguridad a sus hogares.

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Nacen los grandes capos

En la sierra sinaloense, principalmente en Badiraguato, se “amasaron” los grandes capos de la droga de México como Eduardo Fernández y Pedro Avilés Pérez, quienes fueron la primera generación de los grandes traficantes. Le siguieron Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, Manuel Salcido Uzeta, Amado y Vicente Carrillo Fuentes, los hermanos Arellano Félix, Ismael “El Mayo” Zambada, Joaquín “El Chapo” Guzmán, así como los hermanos Arturo, Héctor, Mario Alberto, Carlos y Alfredo Beltrán Leyva, entre otros.
Con ellos nacieron también los “narcocorridos” que exaltaban la violencia, el tráfico de drogas, la muerte y los “hombres valientes”.
Es este cáncer social del narcotráfico el que contaminó a la sociedad sinaloense, corrompiendo a los gobiernos locales, estatales y federales para mantener el control del tráfico de estupefacientes. A partir de ahí también surgió la “narcoeconomía” o “lavado” de dinero, haciendo crecer a muchas empresas ligadas a los capos.

Recuadro
Pueblos 'fantasmas'
Noroeste publicó un informe de la Secretaría de Seguridad Pública entregado al Congreso del Estado, donde se indica que suman 76 comunidades cuyos habitantes han huido por enfrentamientos entre grupos rivales del crimen.

En Sinaloa
Hay entre 25 mil y 30 mil desplazados por la violencia y la pobreza, aunque el Gobierno del Estado sólo reconoce cerca de 5 mil.

En México
Al menos 230 mil mexicanos han sido obligados a dejar sus hogares para escapar de los enfrentamientos armados. México es uno de los cinco países con mayor número de desplazados por la violencia en América Latina durante 2010.
Fuente: CDDH

miércoles, 11 de julio de 2012



ELECCIONES PRESIDENCIALES: ALTERNANCIA Y REGRESO AL PASADO


La migración del voto


Los últimos procesos electorales federales han evidenciado una nueva correlación de fuerzas en el país; ahora el voto se ha dividido en tres fuerzas fundamentales, la del PRI, del PAN y de la izquierda representada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano; electores castigan al partido que inició la alternancia



Guillermo Gallardo

El electorado mexicano aprendió que su voto es el arma para exigir mejores gobiernos y demandar cambios en las políticas públicas.
Prueba de ello es que en los últimos 18 años ha variado y migrado sus preferencias poniendo y quitando partidos a la hora de elegir representantes populares.
Este periodo pasó del partido único hegemónico en la Presidencia de la República a una democracia participativa con elecciones competitivas, pasando por una alternancia aún en ciernes.
Se hizo evidente una nueva correlación de fuerzas en el país dando cabida a un mayor pluralismo.
De 1994 a 2012 se han registrado cuatro elecciones presidenciales significativas, la primera de ellas manchada por el asesinato del candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, y el levantamiento armado del Movimiento Zapatista, en Chiapas.
Pero a pesar de esta circunstancia, de acuerdo con cifras del Instituto Federal Electoral, el candidato sustituto del PRI, Ernesto Zedillo Ponce de León, logró la victoria con el 48.69 por ciento de los votos, quedando en segundo lugar el abanderado del PAN, Diego Fernández de Cevallos; y en tercer sitio el del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Este proceso presidencial no se podría explicar sin conocer los sucesos de 1988 cuando Carlos Salinas de Gortari salió triunfador mediante un presunto fraude electoral que afectó al mismo Cárdenas y al abanderado del PAN, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, quienes encabezaron movilizaciones poselectorales.
Se vislumbraba ya el fin de la “dictadura perfecta” del PRI, aunque la transición tardaría poco más de una década.
Jesús Silva Herzog Márquez, en un análisis que realizó sobre el papel que desempeñó el PRD en las elecciones de 1994, consideró que el gran derrotado fue Cuauhtémoc Cárdenas.
“El PRD ha sido visto como el gran derrotado de la elección de agosto de 1994. En cierto sentido lo fue, ya que Cuauhtémoc Cárdenas, que en 1988 tuvo, según el recuento oficial, el 31 por ciento de los votos, no llegó en 1994 al 17 por ciento”, puntualizó.
Así, las cifras de la elección de 1994 quedaron de la siguiente manera: el PRI obtuvo el triunfo con el 48.69 por ciento, seguido por el PAN como segunda fuerza con el 25.92 por ciento, luego el PRD con el 16.59 por ciento y el resto repartido entre seis partiditos y votos nulos.
Sin embargo, con la llegada de Ernesto Zedillo a la Presidencia se vino la crisis económica y las inconformidades políticas que concluyó con la pérdida del poder en el año 2000 a manos del PAN.
El ciudadano decidió en los comicios del 2 de julio de 2000 iniciar una transición política que abrió un nuevo capítulo en la historia de México. Por primera vez en la era moderna de México, un partido diferente al PRI ganaba la Presidencia de la República.
“A diferencia de muchos otros procesos de alternancia en el mundo, la transición en México se logró mediante el sufragio en las urnas, sin necesidad de establecer un nuevo pacto fundacional y sin que aconteciera un rompimiento del marco institucional vigente”, señala el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 realizado por el Presidente Vicente Fox.
“Finalmente, la transición mexicana arrojó un resultado de poder compartido que exige la convergencia, el establecimiento de acuerdos y la corresponsabilidad en la tarea de gobierno entre las diversas fuerzas políticas”, indica.
Y sí, se configuraba ya una nueva era donde el poder estaría repartido entre el PAN, PRI y el PRD con sus aliados de izquierda.
Vicente Fox, de Acción Nacional, logró el 42.52 por ciento de los sufragios; seguido por el sinaloense Francisco Labastida Ochoa, del PRI, con el 36.11 por ciento; y Cuauhtémoc Cárdenas, con el 16.64 por ciento, quien de nueva cuenta quedó en tercer sitio.
Había sido un triunfo contundente, con una diferencia de 2 millones 409 mil votos respecto al abanderado del PRI, lo que obligó al Presidente Ernesto Zedillo a reconocer esa misma noche la derrota obtenida en las urnas.


Se cierra elección


La elección presidencial de 2006 ha sido la más reñida de la historia electoral del país, con una nueva correlación de fuerzas diferente a la de 2000 y anteriores.
Por el lado de las izquierdas había surgido Andrés Manuel López Obrador como el relevo natural de Cuauhtémoc Cárdenas, quien construyó su candidatura desde la jefatura del Distrito Federal.
La popularidad y el liderazgo de “El Peje” llegó a su máximo en marzo de 2006 con el 38 por ciento de las preferencias, según las encuestas publicadas en esa fecha, seguido por el candidato del PAN, Felipe Calderón Hinojosa con el 31 por ciento, y cerca, en tercer sitio, Roberto Madrazo Pintado, del PRI, con el 29 por ciento.
Se reflejaban ya los errores del Presidente Vicente Fox y la desilusión del electorado porque no había ningún cambio prometido.
Parecía que le había llegado el tiempo de gobernar a la izquierda, pero la elección se empezó a cerrar y el triunfo fue para Calderón con una ventaja de apenas 0.56 por ciento, es decir, una diferencia de 233 mil 831 votos.
Oficialmente el PAN obtuvo el 35.89 por ciento de los sufragios; el PRD con el 35.33 por ciento; el PRI se quedó con el 22.23 por ciento, y el resto repartido entre otros.
El tricolor había sido relegado a tercera fuerza y se consolidaba la presencia de la izquierda a nivel nacional.
La ciudadanía dio una segunda y última oportunidad al PAN para concretar la transición democrática y el cambio de rumbo del país.
Lo cerrada de la elección mostró ya un electorado que estaba dispuesto a cambiar de nuevo de siglas partidistas, y la izquierda era vista como una opción viable.
El resultado tan reñido hizo que se volviera a hablar del fraude electoral, del que no se comentaba tan contundentemente desde 1988.
López Obrador inició un movimiento poselectoral en la Ciudad de México y se autoproclamó “Presidente Legítimo”. Desde ahí construyó su plataforma nacional para lanzarse de nuevo como candidato en 2012. Pensaba que ahora sí concretaría el triunfo.


El regreso al pasado


Para las elecciones de este año el PRI ya contaba con un aspirante que se fue “cocinando” desde la Gubernatura del Estado de México. El candidato de “telenovela”.
Enrique Peña Nieto surgió como el aspirante natural del tricolor, que prometía que su partido haría mejor las cosas que en el pasado, a pesar de tener atrás de él a Carlos Salinas y al viejo PRI.
“Somos una nueva generación, no hay regreso al pasado. Mi gobierno tendrá puesta su visión en el futuro, en el México de grandeza y esperanza que todos queremos y anhelamos”, afirmó durante la campaña y lo ratificó en su discurso del 1 de julio por la noche, al conocer los resultados de la votación.
Josefina Vázquez Mota, aspirante del PAN, quien inició en segundo lugar, fue rebasada por Andrés Manuel López Obrador, de la coalición de izquierda Movimiento Progresista, quien tuvo el apoyo de los jóvenes del “#Yo soy 132”.
Al final, el gran perdedor fue el PAN quien quedó relegado a tercera fuerza nacional, al igual que sucedió con el PRI en el año 2006.
Peña Nieto obtuvo 19 millones 225 mil 745 votos, es decir, el 38.21 por ciento; López Obrador 15 millones 896 mil 539 sufragios, con el 31.59 por ciento; Josefina Vázquez Mota 12 millones 785 mil 728, el 25.41 por ciento; mientras que Gabriel Quadri, del Panal, 1 millón 150 mil 562, con el 2.29 por ciento.
"Los mexicanos le han dado a nuestro partido una segunda oportunidad: vamos a honrarla con resultados, con una nueva forma de gobernar, de acuerdo a las exigencias del México del Siglo 21.
“Voy a ejercer una presidencia democrática, que entienda los cambios que ha experimentado el país en las últimas décadas, y actuaré conforme a la nueva realidad, de democracia plena de libertades, y de participación social. Voy a ejercer una presidencia moderna, responsable, abierta a la crítica, dispuesta a escuchar y a tomar en cuenta a todos”, aseveró Peña Nieto en su primer discurso como candidato ganador.
A pesar de que la diferencia entre el primero y segundo lugar fueron 3 millones 329 mil 206 votos (el 6.62 por ciento), el “fantasma” del fraude regresó de nueva cuenta al afirmar López Obrador que impugnaría la elección por las presuntas irregularidades detectadas, que van desde la iniquidad, gasto excesivo y compra de votos.
El abogado constitucionalista e investigador de la UAS, Francisco Higuera Castro, califica el regreso del PRI a la Presidencia como un retroceso y una falla de la alternancia.
“Hay una preocupación en términos del proceso de consolidación de la democracia porque hemos vivido prácticas que se pensaban superadas con un régimen autoritario”, asevera.
El especialista asegura que no se logró consolidar la alternancia y la gente votó por desesperanza, así como porque le funcionaron las prácticas del pasado al PRI.
Expresa que el PAN le quedó a deber a los mexicanos porque no logró consolidar la alternancia, ni cumplió con las expectativas de la gente como bajar la pobreza, la democratización real y debido a las políticas fallidas contra la violencia y la corrupción.
“Esta situación obviamente iba a tener un reflejo en el electorado”, considera.
El proceso de transición alentado con el triunfo del PAN en el 2000, agrega, fue abandonado por este partido y se le olvidó para gobernar con las reglas y el autoritarismo del PRI.
La oposición deberá ponerse de acuerdo para realizar la reforma del Estado porque si no, el PRI va a seguir siendo favorecido por una ciudadanía que está desencantada, asevera el investigador.
La lectura de los ciudadanos, en forma mayoritaria, fue el cambio de rumbo debido a que el PAN no cumplió con las expectativas fincadas a partir del año 2000.
A casi 12 años de ese cambio, los electores le dieron la espalda a este partido para regresar al PRI a Los Pinos. Sin embargo, gran parte del país prefirió a la izquierda, la cual se quedó a un paso de la Presidencia y con un gran capital político “amasado” desde 2006.




A la baja participación

Desde 1994 a la fecha, la participación ciudadana en las elecciones presidenciales ha disminuido en términos porcentuales, a pesar de la promoción del voto que realiza frecuentemente el Instituto Federal Electoral y los partidos políticos.
En 1994 se dio una de las votaciones más altas con el 77.16 por ciento, la cual cayó en el 2000 al 63.97 por ciento, mientras que en 2006 bajó al 58.55 por ciento, subiendo en 2012 al 63.3 por ciento.
Sin embargo, en términos nominales, el número de ciudadanos con credencial para votar aumentó de 45 millones 729 mil 57 ciudadanos en 1994, a 79 millones 454 mil 802 en 2012.


Por quién votan
Porcentaje de resultados electorales de las últimas cuatro elecciones presidenciales.

Elección   PRI (aliados)   PAN        PRD (aliados)   OTROS
1994         48.69%            25.92%   16.59%             8.8%
2000         36.11%            42.52%   16.64%             4.73%
2006         22.23%            35.89%   35.33%             6.55%
2012         38.21%            25.41%   31.59%             4.79%

*Con datos del IFE


El sufragio
Participación ciudadana en las últimas cuatro elecciones presidenciales:

Año      Lista nominal           Votaron      % participación
1994     45,729,057                35,285,291      77.16%
2000     58,782,737                37,601,618      63.97%
2006     71,374,373                41,557,430      58.55%
2012     79,454,802                50,320,546      63.30%

*Cifras del IFE

El voto sinaloense
Los sinaloenses han votado mayoritariamente por el PRI en las elecciones presidenciales, a excepción de 2006 cuando emigraron al PAN y al PRD; sin embargo, en 2012 regresaron su apoyo al tricolor.

Elección    PRI           PAN          PRD (o coalición) OTROS
1994          50.59%     30.38%      13.75%                  5.28%
2000          64.00%     23.77%      09.32%                  2.91%
2006          26.87%     37.04%      30.79%                  5.30%
2012          46.69%     25.07%      23.63%                  4.61%

*Cifras del IFE