Sociedad y política: Altata, Sinaloa, pueblo sin ley

miércoles, 4 de junio de 2008

Altata, Sinaloa, pueblo sin ley

Este video fue realizado hace dos meses, pero lo mismo sucede cada fin de semana en Altata, donde personas en estado de embriaguez realizan desmanes con sus carros en la playa de la bahía.

Video publicado en el periódico Noroeste

Autor: Guillermo Gallardo

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¿Dónde está?

Publicado en el periódico Noroeste el 2 de abril de 2007

Permanece en la impunidad la desaparición del periodista Alfredo Jiménez Mota; sus padres esperan su regreso; dicen autoridades que el narcotráfico es el responsable, aunque hay versiones de que un grupo político es el culpable

Guillermo Gallardo

Nadie sabe de él desde hace dos años; sus padres le rezan y le lloran. Tienen esperanzas de volverlo a ver con vida… aunque para algunos, ya está muerto. Dicen que lo quemaron.
Sus compañeros periodistas y sus amigos lo extrañan; sus lectores ya no leen sus revelaciones sobre el narcotráfico; señalan que la delincuencia organizada se encargó de desaparecerlo.
Del periodista especializado en temas de seguridad y narcotráfico Alfredo Jiménez Mota, no se sabe desde el sábado 2 de abril de 2005.
A las 21:00 horas de ese día habló con su papá por teléfono, a las 21:30 le telefoneó una compañera del trabajo y éste le dijo que iba a llegar tarde a la cita con ella porque tenía que ver a un contacto que estaba muy “nervioso”.
También aseguran que habló con el subdelegado de la PGR de Sonora, Raúl Fernando Rojas Galván por celular, a eso de las 23:00 horas. De ahí ya nadie lo vio ni escuchó su voz.
Su padre, José Alfredo Jiménez Hernández, dice que nunca pensó que sería la última vez que platicaría con su hijo.
Desde entonces, ha sido largo el camino exigiendo justicia: sus padres, periodistas, comisiones de derechos humanos, la Sociedad Interamericana de Prensa, todos han unido esfuerzos para exigir a los gobiernos federal y estatal que lo encuentren y que castiguen a los responsables. Pero la impunidad prevalece, como en la mayoría de los casos de periodistas asesinados o desaparecidos.
Los padres José Alfredo Jiménez Hernández y Esperanza Mota no saben nada de las autoridades que estaban investigando el caso y temen que le den carpetazo.
"Estamos muy confundidos porque no hemos podido saber la verdad, ni qué es lo que está pasando, ni lo que pasó y qué va a pasar...", expresa Jiménez Hernández.
A la fecha, con tres fiscales especiales para el caso, no se sabe nada del reportero, y de las 10 hipótesis que tenían las autoridades, ya quedan menos de seis y todas tienen que ver con líneas relacionadas con el narcotráfico y grupos de poder que afectó Jiménez Mota cuando escribía en El Imparcial, de Hermosillo.
En una conferencia de prensa para informar sobre los avances de la investigación, publicada en los medios nacionales el 14 de septiembre de 2005, el entonces Subprocurador de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, afirmó que la línea que más prevalece es la que tiene que ver con el narcotráfico.
Las sospechas principales, según la PGR y testigos, tienen que ver con la banda delincuencial denominada Los Números o Los Güeritos, comandada por los hermanos Enríquez Parra, cuyo líder Raúl Enríquez Parra, fue encontrado ejecutado en noviembre de 2005 (casi ocho meses después de la desaparición de Alfredo) en la comunidad de Masiaca, Navojoa, junto con tres personas más, envueltas en cobijas. Según los archivos periodísticos, los cuatro asesinados fueron torturados y arrojados desde una avioneta.
Los Güeritos o Los Números, establece la investigación de la PGR, está ligada a los presuntos narcotraficantes sinaloenses Beltrán Leyva, denominados Los Tres Caballeros, quienes forman parte del Cártel de Sinaloa de Joaquín El Chapo Guzmán.
“(La desaparición) es atribuible a organizaciones criminales regionales asociadas a una organización mayor relacionada con los Beltrán Leyva y con la gente de El Chapo Guzmán”, informó Santiago Vasconcelos el 13 de septiembre de 2005.
De acuerdo a archivos periodísticos de El Imparcial, Jiménez Mota publicó en enero de 2005 una radiografía sobre las actividades de Los Tres Caballeros, originarios de Sinaloa y los ligó a los Enríquez Parra.
Otras líneas que se han seguido tienen que ver con el presunto narco Adán Salazar, alias "Don Adán" y al Subdelegado Rojas Galván.

‘La historia da miedo’

Pero las esperanzas de encontrar vivo a Alfredo Jiménez empezaron a derrumbarse al cumplirse 100 días de su desaparición, cuando Joaquín López Dóriga en El Noticiero de Televisa anuncia en horario estelar:
“Alfredo Jiménez Mota desapareció el 2 de abril (2005) en Hermosillo. Una de las líneas de investigación, el narcotráfico. Para dos testigos: el periodista está muerto ya.
“Esto fue denunciado formalmente en la PGR. La historia da miedo”, expresa el periodista al dar entrada a la nota informativa.
En la información, las hermanas Elba y Yovana Palma Morquecho denunciaron que fueron secuestradas el 2 de junio de 2005 en Hermosillo y trasladadas a un rancho.
Dijeron que el 4 de junio las trasladaron a Álamos, Sonora, a donde llevaron a tres personas amarradas y golpeadas, posteriormente los llevaron al monte donde las empezaron a torturar. Posteriormente les echaron gasolina y los quemaron. Luego fueron trasladadas en avioneta a Obregón.
Narró una de las hermanas a El Noticiero:
“Primero les habló un comandante de apellidos Tapia San (ahora ex Director de la Policía Judicial de Sonora). Les dijo que hicieran bien las cosas porque la prensa andaba muy metida ya en eso. Que nos habían reportado y que nos habían secuestrado.
El reportero expresa:
“Elba Palma asegura que escuchó una conversación de sus captores afirmando ser los autores del asesinato del periodista Alfredo Jiménez”.
“Dijeron que se llamaba Alfredo Jiménez, que lo habían traído al mismo lugar, que le habían hecho lo mismo y que lo habían quemado, que lo habían matado por andarse metiendo con ellos”, expresó Elba.
Las hermanas Palma Morquecho presentaron denuncia formal contra Jesús, Wenceslao, Miguel y Rafael Terán Anaya, contra los hermanos Wilfredo, Raúl e Ildefonso Enríquez Parra y José Carey castro Borbón por secuestro.
Sin embargo, los padres de Jiménez Mota descalificaron esta versión, pero la idea de que esté muerto, los empieza a preocupar cada día más.
En 2006, al cumplirse de un año, empiezan a resignarse, pero sin perder la esperanza. Ésta, muere al último.
"No sabemos si está vivo o si está muerto. Pero tampoco dejamos de pensar que puede estar muerto... Tenemos la esperanza de volverlo a ver. Hay veces que le entra la desesperación a uno y hasta la fe se le descalabra", aseguró José Alfredo Jiménez a Noroeste al cumplirse un año del suceso.
"Yo no he sentido que esté muerto. No. Siempre lo voy a estar sintiendo vivo. Sólo le pido a Dios que nos dé salud suficiente para verle regresar...", expresó ese mismo día su madre Esperanza Mota.

Involucran a hermano del Gobernador

Sin embargo, una nueva versión surgió el 20 de enero cuando la revista Proceso publica un reportaje donde revela la declaración del policía municipal de Navojoa y testigo protegido, Jesús Francisco Ayala Valenzuela.
Según la publicación, el testigo reveló que el grupo político encabezado por Ricardo Robinson Bours Castelo, hermano del Gobernador de Sonora, Eduardo Bours Castelo, es el responsable de la desaparición de Alfredo Jiménez.
Ellos, agrega Ayala Valenzuela en el reportaje, pusieron al periodista en manos del narcotraficante Raúl Enríquez Parra, jefe de la banda de los Números o Los Güeros.
“La verdadera razón por la que desaparecieron a Jiménez Mota es que estaba trabajando en un reportaje donde iba a desnudar a este grupo político que da protección a los narcotraficantes más fuertes de Sonora. De alguna manera el grupo político se enteró de eso y se dio la orden de su desaparición poco antes de que Alfredo recibiera unas grabaciones con las que sustentaría su trabajo”, señala el policía a Alejandro Gutiérrez, reportero de Proceso.
Señala la revista que el policía fue testigo de primera mano de los encuentros donde el referido grupo político ordenaba la ejecución o desaparición de personas que le estorbaban o bien obstaculizaban a la organización Enríquez Parra.
“A quién le encargaron la desaparición de Alfredo Jiménez Mota?", pregunta el reportero de Proceso.
“A un policía que fue compañero mío en Navojoa, Juan Ausencio Félix Moroyoqui, amigo íntimo de (Luis Octavio, entonces director de la Policía Municipal de Navojoa) Gastélum Villegas. Como le tenían que encargar el trabajo a alguien de mucha confianza, porque el favor iba a ser para (Ricardo, ex titular de la Policía Judicial de Sonora) Tapia Chan, entonces le pidieron a Juan Ausencio el trabajo. Él era el sicario de la organización de Los Números y el trabajo lo hizo con un grupo de ocho sicarios y policías de su grupo”, contestó el informante.

Su corta trayectoria...

Alfredo Jiménez Mota, reportero de El Imparcial de Sonora, de complexión robusta, con 110 kilos de peso y una estatura aproximada de 1.85 metros, es de tez morena clara y cara redonda; tenía el día de su desaparición 25 años.
Sus padres son José Alfredo Jiménez Hernández y Esperanza Mota.
La trayectoria del periodista especializado en temas de seguridad y narcotráfico se remonta a Culiacán, y aunque nació en Empalme, donde actualmente radican sus padres, se vino a Sinaloa en 1998 para cursar la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Occidente. Un tiempo después, aún estudiando, comenzó a trabajar en el Sol de Sinaloa, aunque escribía de espectáculos y deportes. Cuando ingresó a Noroeste fue cuando a Jiménez Mota se le asignan fuentes policiacas y de ahí nace su pasión por escribir temas relacionados con la seguridad y el narcotráfico.
“Siempre la gustó escribir sobre el narco”, manifestó su padre José Alfredo Jiménez Hernández.
Posteriormente “Winnie Poo”, como le apodaron en Culiacán por su complexión y forma de caminar, trabajó en El Debate, Cambio 21, en la estación de radio La Inolvidable y en prensa de la Policía Estatal Preventiva.
Cuando quiso estar cerca de sus padres y regresar a su estado nata, Alfredo solicitó trabajo en El Imparcial, y luego de que fue aceptado volvió a escribir temas relacionados con la delincuencia organizada, sobre todo de los grupos criminales regionales. Fueron estas publicaciones las que dicen que detonaron su desaparición.

Exige SIP su aparición

Hoy, al cumplir dos años de que no se sabe dónde está Alfredo, la SIP alzó la voz para exigir a la PGR que se esclarezca el caso de la desaparición, que se castigue a todos los responsables materiales e intelectuales y que informe en breve de los resultados de sus investigaciones.
En la Declaración hecha en la reunión de medio año realizada en Cartagena de Indias, Colombia, del 16 al 19 de marzo de este año, la SIP expresa:
“El caso más representativo de impunidad en México corresponde al de Alfredo Jiménez Mota, reportero de El Imparcial, de Hermosillo, quien se especializa en investigaciones sobre narcotráfico. A dos años de haber desaparecido no ha habido un solo informe oficial del caso, ni se ha señalado a los autores materiales o intelectuales de su desaparición. Las autoridades federales encargadas de la investigación no han tenido resultados tangibles para conocer su paradero”, expresa el documento oficial de la organización no gubernamental.
Denunció que recientemente se hicieron públicas las declaraciones del ex teniente de la Policía Municipal de Navojoa, Jesús Francisco Ayala Valenzuela, quien asegura que la desaparición del reportero Alfredo Jiménez está vinculada al grupo político que encabeza Ricardo Bours Castelo, hermano del Gobernador de Sonora, y como copartícipe el ex director de la Policía Judicial del estado, Roberto Tapia Chan, pero hasta el momento se desconoce si en la SIEDO han investigado esto, porque ningún funcionario ha emitido alguna declaración al respecto.
Así, mientras que organismos, periodistas y los padres de Alfredo Jiménez Mota alzan la voz exigiendo su aparición, las autoridades no informan nada... el caso, como muchos otros, está impune.

La resolución

Declaración sobre el caso Alfredo:
Considerando que a dos años de la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, la PGR ha designado a tres fiscales y ninguno ha presentado resultado alguno sobre el paradero del reportero de El Imparcial, de Hermosillo, ni mucho menos sobre quiénes son los responsables materiales e intelectuales.
La SIP resuelve:
Exigir a la PGR que esclarezca el caso de la desaparición del reportero Alfredo Jiménez Mota, someta a todos los responsables e informe en breve de los resultados.
Resolución de la SIP en Cartagena, Colombia, marzo de 2007.

Publicado en Noroeste el 3 de abril de 2007

Entre el recuerdo y la frustración...

Los padres del periodista de El Imparcial, desaparecido hace dos años en Hermosillo, rememoran algunos pasajes de sus vidas junto a su hijo y expresan su impotencia al no saber nada de él ni de las investigaciones del caso; reclaman justicia.

Guillermo Gallardo
Segunda parte

José Alfredo Jiménez Hernández nunca va a olvidar su último cumpleaños al lado de su hijo Alfredo Jiménez Mota.
Era el 13 de marzo de 2005. Se encontraba en Nogales trabajando en el ferrocarril y hasta allá fue a pasar el aniversario con él.
Fue algo inolvidable para don José Alfredo, sobre todo porque dice que siempre olvida las cosas, pero ese día jamás saldrá de su mente porque le permitió gozar completamente la compañía de su hijo periodista.
Jiménez Mota desapareció presuntamente por órdenes de un grupo de narcotraficantes el 2 de abril de ese mismo año, tan sólo 20 días después de la celebración.
Son ya dos años de que su padre no sabe de él y lo extraña; la madre, Esperanza Mota, dice que es muy triste lo que están pasando.
La familia Jiménez Mota está decepcionada porque creen que las autoridades han abandonado las investigaciones y exigen que encuentren a su hijo, como sea, pero que resuelvan el caso que para su ver está abandonado.
Un cumpleaños feliz
Jiménez Hernández es un viejo ferrocarrilero. Lleva 34 años transitando por las vías. Es conductor de máquinas. Ahí entrenó Alfredo, se paseó y gozó de los viajes, pero no le gustó como trabajo y emigró a Sinaloa para estudiar una carrera. Ahí empezó su gusto por escribir sobre el narco.
-- ¿Usted platicaba mucho con Alfredo?
-- Sí, la otra vez me estaba acordando, el 13 de marzo cumplo año y a mí no se me olvida esa fecha, porque todos los pasos que dimos ese día, yo soy muy olvidadizo, pero no se me olvidan los pasos de ese día, Alfredo fue a Nogales, hasta allá fue a visitarme para convivir conmigo, porque yo había salido a trabajar para allá.
'Voy a ir a pasar su día con usted allá' y allá anduvimos. Recuerdo hasta la mesa donde nos sentamos, cada vez que voy para allá me acuerdo mucho… estuvimos en un lugar que se llama la Ballena, ahí estuvimos comiendo. Me dijo 'pide lo que quieras es tu día ahora' y estuvimos platicando muchas cosas y riéndonos de las situaciones que vivimos.
Don José Alfredo dice que de ahí se fueron caminando hasta la línea de Nogales con Estados Unidos.
“Fuimos al Wal Mart a comprarle unas cosas a su mamá. Estuvimos en una cantina que era una réplica de las de antes, se llama El Regis, en Nogales, como a las 23:00 horas cierran, estuvimos un rato viendo una película, La Caída del Halcón creo que se llama o Halcón Negro, estuvimos comentando la película y cerraron.
“Nos vinimos al cuarto que rento junto con los compañeros, anduvimos un rato vagando en Nogales y nos acostamos. En la mañana desperté y él ya estaba alistándose para irse a su trabajo a El Imparcial. Bien que me acuerdo los pasos, no me acuerdo de lo que platicamos, pero sí de lo que hicimos”, narra.
“Su mamá se puso medio celosa porque dijo que a mí sí me había festejado. Pero él le dijo: ‘no te pongas así, te vamos a festejar tu día’, ‘pero yo no tomo’, dijo su mamá, ‘nosotros tomamos por ti’, le contestó Alfredo”, recuerda.
Frustración y decepción
A dos años de que no saben de su hijo, los padres se encuentran confundidos, decepcionados y frustrados por no saber de él y porque las autoridades tal parece que le dieron carpetazo al caso.
-- A dos años, ¿como ven el caso y la actuación de las autoridades?
-- No pues frustración, decepción y todo porque no se ha logrado nada. A dos años no se ha podido esclarecer nada ni han encontrado a mi hijo. ¿Qué es lo que está pasando?, pensamos todos en la familia, pero no... Estamos confusos con eso, estamos muy confundidos porque no hemos podido saber la verdad, ni qué es lo que está pasando ni lo que pasó y qué va a pasar... Vicente Fox no cumplió su promesa.
Entrevistado por teléfono, Jiménez Hernández dice que no sabría decir si los fiscales federales encargados de la investigación están haciendo su trabajo o hacen como que trabajan.
“En el momento de que Santiago Vasconcelos se desligó de la Siedo ya no tuve contacto con nadie de ellos. Dicen que corrían peligro”, expone.
A finales de enero, una versión publicada por la revista Proceso, revela nuevos datos.
Un policía de Navojoa, llamado Jesús Francisco Ayala Valenzuela, testigo protegido, asegura que fue un grupo político encabezado por Ricardo Bours Castelo, hermano del Gobernador de Sonora, quien ordenó la desaparición y ejecución de Jiménez Mota. El reportaje también involucra a la banda de Los Números o Los Güeritos.
Sobre esto, el padre del joven desaparecido a los 25 años expresa que no confía en sus declaraciones.
“El señor ese no sabría decirle en realidad qué buscaba, ni cuál sería la realidad, porque yo tuve contacto con derechos humanos, con el de agravios a periodistas, y me explicó que este señor iba a aportar datos de Alfredo y después que no sabía, y después que a lo mejor, que él había oído, que realmente no sabía. O sea que se retractó de todo lo que dijo en las investigaciones delante de derechos humanos.
-- ¿No cree en las versiones del policía municipal de Navojoa?
-- Pues no, nosotros ya no sabemos si creer o no de tanto que hemos oído o visto. Hasta que veamos algo más concreto. Se nos acabó la credibilidad en la gente que habla.
-- ¿Al nuevo Gobierno que le pediría?
-- Les pediría que siguieran con las investigaciones para esclarecer la desaparición de mi hijo, saber qué pasó y qué está pasando, ya son dos años y no se ha logrado nada, ni siquiera un acercamiento de lo que pasó, ni quien lo hizo. Estamos en ascuas, en ceros, igual que como empezamos...
-- ¿Ustedes han recibido amenazas?
-- Jamás, hasta nos parece un teatro eso de la desaparición de mi hijo, pero fuera de eso nadie nos ha molestado para nada, que nos dijeran, que nos calmaran, nada de eso.
-- ¿Tienen miedo?
-- Ya el miedo, no, pues qué te puedo decir, no somos muy valientes, pero, al principio sí nos daba temor porque la misma desaparición de mi hijo nos tenía traumados, pero ya con el tiempo nos hemos vuelto más fríos, y pues miedo pues qué, lo que más queríamos, nos dieron donde más nos dolió. La pérdida de un hijo no se compara con nada.

La última llamada

Don José Alfredo asegura que su hijo nunca le comentó si había recibido amenazas cuando escribía para El Imparcial.
“Lo que sí me dijo fue cuando unas personas que se encontró antes de llegar a su casa en Hermosillo, vio a estos personajes que le hicieron señas, pero como siempre andaba a la defensiva, se devolvió, corrió y le habló a la policía, lo tildaron de loco, le dijeron que eso no sucedía nunca ahí; pero ahorita ya se lo están retachando en la cara porque han matado a muchos policías, ejecutados, y eso no pasaba aquí... y ellos decían que no pasaba nada.
Recuerda que el periodista esa vez sí se asustó mucho.
“Andaba muy preocupado, le dije que se calmara con su trabajo, él escribía a rajatabla.
“A mí me dio miedo por él cuando escribió que Don Adán Salazar había mandado matar a un ministerio público en Hermosillo y puso hasta su nombre en primera plana y yo le dije a mi esposa: mira lo que hizo tu hijo, ya ni la amuela este muchacho”.
Dice que regañaron mucho a Alfredo porque los tenía preocupados de que le fueran a hacer daño.
“Gracias a Dios esa vez no le hicieron nada.
“Don Adán Salazar parece que quiso platicar con él, pero no lo dejaron los de El Imparcial, no quisieron que hablara con él, quería una cita con él para decirle que él no era".
El papá cita que ese día que lo desaparecieron habló dos veces con él, una en la tarde y otra como a las 21:00 horas.
Aunque a él no le dijo nada, ese día, unos individuos lo habían seguido en un Volkswagen y le habían tomado fotos. Dicen que andaba muy preocupado y nervioso, pero nada de eso le dijo a su papá.
“Se asustó y corrió, dicen, pero yo hablé con él y no me comentó nada”, expone.
Alfredo no sabía si en su descanso, al día siguiente, iba a ir a Nogales con su papá o a Empalme, con su mamá, por eso le hablaba a Don José Alfredo.
“Me dijo 'cómo la ve apá voy contigo a Nogales o voy para Empalme'. No sé hijo donde tú gustes ir, si te quieres venir para acá vente, si no, pues vete con tu mamá para que pases el día con ella.
“Cuando le hablé por segunda vez tenía ocupada la línea y le dije: a dónde estabas hablando, ‘estaba hablando con unos compañeros de Sinaloa que me estaban pasando un reportaje de dos sonorenses que mataron en Culiacán y eso va a salir en primera plana mañana y sobre la liberación de un gatillero que le dicen El Estudiante’”.
“Como a las 9:00 (21:00 horas) me habló él y ya me dijo que no iba a poder venir porque tenía que estar en Hermosillo el domingo a las 19:00 horas porque tenía que dar la palabra en la Catedral”.
Fue la última vez que escuchó la voz de su hijo.

Que insistan

Solicitó a la sociedad y a los periodistas que sigan insistiendo en la búsqueda de su hijo, que no se olviden de estar señalando que investiguen y que no quede impune el caso de su hijo.
“Por bien de la sociedad, para que sepa la sociedad hasta qué punto podemos confiar en las autoridades, hasta dónde puede ver que no hay impunidad como lo pregona el Gobierno de Felipe Calderón", señala.

Lo siente vivo…

Esperanza Mota de Jiménez no se resigna a que digan que su hijo Alfredo Jiménez esté muerto. Ella lo siente vivo.
“Nadie de los tres que vivimos en la casa, nunca hemos sentido que está muerto y si está muerto dónde está. Nos acordamos mucho de él y de vez en cuando le prendemos una veladora para que Dios lo ilumine donde esté...
“Ya ve lo que sacaron que lo habían matado, que lo habían quemado, pero dónde está, por lo menos la osamenta de él. ¿Dónde está?, esa sería la petición. Para saber si está, como esté.
Clama porque su hijo, el periodista de El Imparcial aparezca como sea, pero que aparezca.
“Porque hay personas que mueren por accidente, enfermedad, pero tienen el consuelo de saber dónde quedó sepultado, dónde le van a llevar flores, nosotros ni ese consuelo tenemos. Es muy triste la situación que estamos viviendo...”.
Mota de Jiménez está muy decepcionada y piensa que las autoridades abandonaron el caso de su hijo.
Clama porque lo retomen.
“Estamos muy decepcionados de las autoridades porque ya no se han comunicado con nosotros, ni siquiera nos avisaron nada, nada más abandonaron todo”.
Aunque dice que a fuerzas tienen que confiar en las autoridades, al parecer a ellos ya no les interesó.
Pasajes de Sinaloa
Mota de Jiménez aún recuerda cuando su hijo Alfredo trabajaba en Culiacán.
“Él me platicaba muchas cosas de allá de su trabajo de Sinaloa, de las anécdotas, de todo, platicaba mucho con mi esposo, conmigo, con su hermana y nos reíamos de todo, se reía de cómo hablaban los de allá de la sierra de Sinaloa, los imitaba.
Dice que una vez cuando la invitó a visitar Culiacán la llevó a conocer Noroeste, cuando trabajaba ahí.
"Me presentó a varios compañeros y después me invitó a conocer la playa de Altata, ahí estaban unas señoras vendiendo pan de mujer a la orilla de la playa y Alfredo se reía de como hablaban.
“Alfredo les preguntaba por qué se llamaba pan de mujer (risas), nada más para oírlas hablar, era muy carrilludo, nada más una cosita que uno hablaba mal, era de todo el día darle carrilla, a mí o a su hermana, de una cosita que hablábamos mal todo el día nos daba carrilla...
"Así se vino todo el camino riendo desde Altata imitando a la señora del pan: Por qué le llaman al pan así, ‘porje lo hajemos nojotros’... Y así, muchas cosas de allá”, expresa.
También recuerda que le platicaba cómo andaban en las camionetas, que le ganaban hasta a las ambulancias.
“Y yo le decía: ay, Alfredo, ten mucho cuidado. Lo aconsejaba y lo encomendaba a Dios, pero creo que Dios se descuidó con él...”.

Le guardan su membresía

En Sinaloa, a Alfredo Jiménez Mota le guardan su espacio como miembro de la Asociación de Periodistas 7 de Junio.
La presidenta del organismo, Eva Guerrero Ríos, asegura que el reportero desaparecido el 2 de abril de 2005 todavía pertenece a su agrupación.
Reprueba que el caso de su desaparición permanezca impune.
"La impunidad y el hermetismo en el caso de la desaparición de nuestro socio y amigo Alfredo Jiménez Mota nos confirma la falta de garantías para el ejercicio de la libertad de expresión en el estado y en país, así como el hecho de que a pesar de la supuesta apertura en la información a nivel nacional, las autoridades siguen negando la información que les es incómoda", expresa.

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miércoles, 4 de junio de 2008

Altata, Sinaloa, pueblo sin ley

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